domingo, 13 de febrero de 2011

Relajación 2.0

Algunas páginas web ofrecen servicios de manera totalmente gratuita donde podemos relajarnos o aprender técnicas que nos pueden ayudar a afrontar situaciones complicadas en nuestro día a día.

A continuación os voy a exponer algunas de las que me han parecido más interesantes. Iré actualizando cuando tenga algunas más que valga la pena remarcar.

1. Do nothing for two minutes

Hay veces que estamos trabajando frente al ordenador durante horas, sin tomar un respiro, y luego nos quejamos de acabar estresados.

Donothingfor2minutes es una web que nos propone relajarnos completamente, aunque sólo sea durante dos minutos.Mostrándonos un bonito paisaje del atardecer sobre el mar y ruido de oleaje, incluye una cuenta atrás de 2 minutos.

Pero  no hagas trampa.El más mínimo movimiento del ratón hará que la cuenta de 2 minutos comienze de nuevo.

Enlace |  Donothingfor2minutes

2. Yogatailor

YogaTailor es un sitio muy interesante que nos ofrece clases de Yoga gratis online. Es especial para aquellos que tienen poco tiempo y se toman unos minutos para relajarse en sus casas o en el trabajo.

El sitio tiene ejercicios para personas principiantes, intermedios o expertos. También podemos ver ejercicios para mujeres embarazadas y con dolores de espalda. Además se puede elegir el tiempo que tenemos disponible y ver los videos con los ejercicios.

Enlace: YogaTailor

sábado, 5 de febrero de 2011

La naturaleza de la felicidad

Bertrand Russell posiblemente sea uno de los tipos más polifacéticos del siglo XX. Fue un importante matemático, trabajando en el campo de la lógica formal, un prolífico escritor e insistente divulgador. Pero quizá la faceta en la que más destacó, fue como filósofo, siendo considerado por muchos como el filósofo más importante del siglo XX.


I: Bertrand Russell

En uno de sus muchos trabajos, Russell escribió una especie de manual para entender la felicidad, en el que se valió de su propia biografía para intentar explicar la naturaleza de la felicidad:

Puede que la mejor introducción a la filosofía por la que quiero abogar sean unas pocas palabras autobiográficas. Yo no nací feliz. De niño, mi himno favorito era «Harto del mundo y agobiado por el peso de mis pecados». A los quince años se me ocurrió pensar que, si vivía hasta los setenta, hasta entonces solo había soportado una catorceava parte de mi vida, y los largos años de aburrimiento que aún tenía por delante me parecieron casi insoportables. En la adolescencia, odiaba la vida y estaba continuamente al borde del suicidio, aunque me salvó el deseo de aprender más matemáticas.

Ahora, por el contrario, disfruto de la vida; casi podría decir que cada año que pasa la disfruto más. En parte, esto se debe a que he descubierto cuáles eran las cosas que más deseaba y, poco a poco, he ido adquiriendo muchas de esas cosas. En parte se debe a que he logrado prescindir de ciertos objetos de deseo — como la adquisición de conocimientos indudables sobre esto o lo otro— que son absolutamente inalcanzables. Pero principalmente se debe a que me preocupo menos por mí mismo. Como otros que han tenido una educación puritana, yo tenía la costumbre de meditar sobre mis pecados, mis fallos y mis defectos. Me consideraba a mí mismo —y seguro que con razón— un ser miserable. Poco a poco aprendí a ser indiferente a mí mismo y a mis deficiencias; aprendí a centrar la atención, cada vez más, en objetos externos: el estado del mundo, diversas ramas del conocimiento, individuos por los que sentía afecto.

Es cierto que los intereses externos acarrean siempre sus propias posibilidades de dolor: el mundo puede entrar en guerra, ciertos conocimientos pueden ser difíciles de adquirir, los amigos pueden morir. Pero los dolores de este tipo no destruyen la cualidad esencial de la vida, como hacen los que nacen del disgusto por uno mismo. Y todo interés externo inspira alguna actividad que, mientras el interés se mantenga vivo, es un preventivo completo delennui. En cambio, el interés por uno mismo no conduce a ninguna actividad de tipo progresivo. Puede impulsar a escribir un diario, a acudir a un psicoanalista, o tal vez a hacerse monje. Pero el monje no será feliz hasta que la rutina del monasterio le haga olvidar su propia alma. La felicidad que él atribuye a la religión podría haberla conseguido haciéndose barrendero, siempre que se viera obligado a serlo para toda la vida. La disciplina externa es el único camino a la felicidad para aquellos desdichados cuya absorción en sí mismos es tan profunda que no se puede curar de ningún otro modo.

Russell escribe este libro desde un punto de vista muy humano y cercano. En el prefacio deja claro que no es un libro dedicado a eruditos, y que tampoco pretende ser un libro para repartir la felicidad por el mundo. Su única intención es explicar la naturaleza de la felicidad. Con explicaciones autobiográficas como las que aquí os muestro nos introduce en un mundo que nos es común a todos los seres humanos, en el que todos tenemos momentos de felicidad y momentos de infelicidad. La sociedad es en cierto modo la que nos hace ver nuestros errores y defectos, y nos ataca directamente para que los mejoremos.


II: Mafalda y la felicidad

A lo largo de los nueve capítulos que describen la primera parte del libro, “Causas de la infelicidad”, Russell explora distintas causas que en un momento u otro pueden llegar a hacernos infelices. El aburrimiento, la fatiga, el sentimiento de pecado, la competencia o el miedo a la opinión pública son algunas de las causas que expone, pero quizás la clave de toda esta filosofía se describe en el primer capítulo, “¿Qué hace desgraciada a la gente?”.

Bertrand Russell expone dos tipos de felicidad. Una la compartimos con los animales, que es la felicidad por tener salud y alimentos para sobrevivir. Este tipo de felicidad los habitantes de los países más desarrollados la suelen dar por hecho, por lo que no se aprecia como tal, recayendo toda nuestra felicidad en el segundo tipo, la que depende del sistema social y de la psicología de cada persona. Dicho de otra forma, cuando nuestras necesidades básicas peligran, nuestra felicidad depende únicamente de conseguir esas necesidades básicas. Cuando esto está cubierto, aparecen las necesidades creadas, y nuestra felicidad dependerá de satisfacer estas nuevas necesidades.

Algunas de estas necesidades son creadas por nosotros mismos. La necesidad de sentirnos queridos, la necesidad sentirnos guapos o la necesidad de sentirnos poderosos. Otras muchas pueden venir impuestas por la sociedad, o la educación. Como el propio Russell muestra en el fragmento autobiográfico que puse al principio, el haber sido creado en un entorno familiar dominado por el miedo al pecado, puede provocar al individuo una necesidad de cumplir con las pautas inventadas para evitar caer en el pecado.

Llegados a este punto, tenemos un gran abanico de posibilidades para ser infelices, por ello Russell escribió la segunda parte del libro, “Causas de la felicidad”. A lo largo de otros nueve capítulos enumera muchas de las causas de felicidad para algunas personas: el cariño, la familia, el trabajo, los intereses no personales o el entusiasmo son algunos de los que menciona. Pero al igual que en la primera parte del libro, un capítulo se puede considerar como clave, en este caso el último, “El hombre feliz”.


III: Felicidad e infelicidad

¿Quién es más feliz, el hombre que tiene pocas necesidades, o el hombre que cubre muchas de las necesidades que tiene? Muchos son los que culpan a su inteligencia y sus ideales de su infelicidad, cuando en realidad la inteligencia y los ideales nunca pueden ser una causa final de la infelicidad, si no la postura que cada uno adopte frente a ellos.

Se puede considerar que la sociedad a día de hoy se asemeja mucho a la que Bertrand Russell conoció cuando publicó “La conquista de la felicidad” en 1930. En el libro relata que para un individuo de nuestra sociedad, las necesidades básicas se pueden extender más allá de las animales, añadiendo a la salud y la comida, el amor, el éxito en el trabajo y el respeto de los suyos. Pero más allá de esto, las supuestas necesidades internas empiezan a ser prescindibles.

Entonces esto es… ¿un libro de autoayuda? Para nada.

Bertrand Russell no ayuda, ni soluciona ningún problema. Simplemente expone los hechos, lo que a su parecer son las causas de la infelicidad y de la felicidad. Luego nosotros podemos identificarnos, en un intento de dar sentido lógico a nuestros pensamientos tal y como pretende la filosofía analítica, desarrollada por el propio Russell junto a Gottlob Frege a principios del siglo XX.

Nota: En la misma línea de esto publiqué un pequeño relato hace meses, por si queréis echarlo un vistazo: El coste de mi tiempo y el precio de la felicidad, así como otro acercamiento al concepto de la guerra en La naturaleza de la guerra.

Leer más: http://recuerdosdepandora.com/filosofia/la-naturaleza-de-la-felicidad/#ixzz1D6ovqil2
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Visto en: http://recuerdosdepandora.com

domingo, 30 de enero de 2011

Música relajante

Quieres un momento de relax? Quieres escuchar sonidos que hagan que te sientas bien?

Aquí te dejo esta página para todos los amantes de los sonidos de la naturaleza:

http://moodturn.com/

Ocho semanas de meditación pueden cambiar el cerebro

No lo dice un grupo «new age», ni unos amantes de la pseudociencia o de la falsa espiritualidad, sino un equipo de psiquiatras liderado por el Hospital General de Massachusetts, que ha realizado el primer estudio que documenta cómo ejercitar la meditación puede afectar al cerebro. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research, la práctica de un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.

«Aunque la práctica de la meditación está asociada a una sensación de tranquilidad y relajación física, los médicos han afirmado durante mucho tiempo que la meditación también proporciona beneficios cognitivos y psicológicos que persisten durante todo el día», explica la psiquiatra Sara Lazar, autora principal del estudio. «La nueva investigación demuestra que los cambios en la estructura del cerebro pueden estar detrás de esos beneficios demostrados, y que la gente no se siente mejor solo porque se han relajado», apunta.

Lazar ya había realizado estudios previos en los que había encontrado diferencias estructurales entre los cerebros de los profesionales de la meditación, con experiencia en este tipo de prácticas, y los individuos sin antecedentes, como, por ejemplo, un mayor grosor de la corteza cerebral en áreas asociadas con la atención y la integración emocional. Pero entonces la investigadora no pudo confirmar si este proceso había sido fruto de, simplemente, haber pasado unos ratos de reflexión.

Conciencia sin prejuicios

Para el estudio actual, los científicos tomaron imágenes por resonancia magnética de la estructura cerebral de 16 voluntarios dos semanas antes y después de realizar un curso de meditación de ocho semanas, un programa para reducir el estrés coordinado por la Universidad de Massachusetts. Además de las reuniones semanales, que incluían la práctica de la meditación consciente, que se centra en la conciencia sin prejuicios de sensaciones y sentimientos, los voluntarios recibieron unas grabaciones de audio para seguir con sus cavilaciones en casa.

Los participantes en el grupo de meditación pasaron 27 minutos cada día practicando estos ejercicios. Sus respuestas a un cuestionario médico señalaban mejoras significativas en comparación con las respuestas antes del curso. El análisis de las imágenes por resonancia magnética encontró un incremento de la densidad de materia gris en el hipocampo, una zona del cerebro importante para el aprendizaje y la memoria, y en estructuras asociadas a la autoconciencia, la compasión y la introspección. Además, se descubrió una disminución de la materia gris en la amígdala cerebral, un conjunto de núcleos de neuronas localizadas en la profundidad de los lóbulos temporales, lo que está relacionado con una disminución el estrés. Ninguno de estos cambios fueron observados en el grupo de control formado por otros voluntarios, lo que demuestra que no fueron resultado solo del paso del tiempo.

«Es fascinante ver la plasticidad del cerebro y cómo, mediante la práctica de la meditación, podemos jugar un papel activo en el cambio del cerebro y puede aumentar nuestro bienestar y calidad de vida», dice Britta Hölzel, autora principal del estudio. El hallazgo abre las puertas a nuevas terapias para pacientes que sufren problemas graves de estrés, como los que soportan un agudo estrés post-traumático tras una mala experiencia.

Fuente: Diario ABC

domingo, 10 de octubre de 2010

La naturaleza y la ansiedad

La Madre Naturaleza. Mucha gente lo tiene asociado a conceptos como hippy o terapeuta natural que parece un colgado emporrado. Bueno, quizá esten en lo cierto pero para mi, y ahora me voy a poner una túnica de la espiritualidad :) , comprende mucho más que estos conceptos superficiales.
Curiosamente, estos día la idea de la naturaleza me ha venido mucho a la mente. En junio de este año me compré un Schnauzer en miniatura (otro día comentaré una entrada sobre lo que los animales nos enseñan con todo lo inteligentes que somos los humanos ¬¬!) y he estado comprobando que depende de la energía que desprendes, el perro interpreta la situación o la orden en un sentido o en otro. Si tu eres una persona insegura y dubitativa, el perro capta esa energía e intenta llenar ese espacio de liderazgo que queda libre sin éxito ya que, como explica muchas veces César Millán en su programa de "El Encantador de Perros", éstos no estan preparado para asumirlo y empiezan a tener transtornos.
Esto demuestra que la naturaleza funciona a través de energías. Pasear por el bosque, ayuda a recargar esa energía y te enseña una valiosa lección que es la Piedra Roseta de la ansiedad: el aquí y ahora. Si estás en plena naturaleza, admira sus componentes: te están enviando una fragancia, una energía y unos colores pero AHORA, no dentro de un día o una semana sino ahora. El pájaro no vive para mañana, vuela en ese momento pero no piensa si mañana vendrá un depredador y morirá porque si lo hiciera, perdería las ganas de vivir. Así es feliz. Es curioso como la mente más simple, puede enseñar a las mentes más complejas.
Nosotros estamos hechos de la misma materia que ese pájaro o que ese árbol, por eso, aunque a veces se nos olvide, pertenecemos a su mismo grupo. En el fondo somos iguales que ellos con la única salvedad que somos más complejos aunque a veces esto pueda ser un hándicap. Por eso, para salvarnos de todo lo malo que generamos tenemos que volver a la forma más primitiva de la que procedemos: la naturaleza.
Salud y fuerza!

"L'ofici de viure"

Pocos programas de radio o televisión tratan el tema vital con tanta delicadeza y devoción como "L'ofici de viure" que se emite en Catalunya Ràdio los fines de semana.
Dirigido por Gaspar Hernàndez y con la colaboración de sicólogos, siquiatras e incluso un monje budista catalán, explican como hacer frente a los problemas cotidianos, ver las cosas desde otra perspectiva y mejorar nuestro modo de vida.
Evidentemente, como habréis adivinado, esta en catalán aunque creo que eso no sería un obstáculo si hacéis el esfuerzo de intentar comprenderlo. También podéis traducir la página con la barra de Google. Vale realmente la pena.
Os dejo el link.

"L'ofici de viure" amb Gaspar Hernàndez


sábado, 25 de septiembre de 2010

El futuro

El futuro suele ser un tema muy recurrente. Nos pasamos el día entero pensando en el futuro: pagamos seguros pensando en un futuro, ahorramos pensando en unas vacaciones e incluso nos pasamos el año tachando los día que quedan para que lleguen las vacaciones.
Esto no resulta un poco incomprensible? No vivimos el presente: vivimos un futuro que ni siquiera sabemos si va a ocurrir. Es como vivir en una mentira.
Lo único que tenemos claro es lo que estamos viviendo ahora. No se me malinterprete. No estoy diciendo que no pensemos en lo que pueda venir y nos soltemos el pelo. Por supuesto que hay que ser previsor y no hay nada malo en tener ilusión por hacer ese viaje tan esperado. Lo que me vengo a referir es que no podemos vivir de ello: no podemos obsesionarnos con lo que vendrá. Todas las obsesiones son perjudiciales y ésta no es una excepción. Mirar al horizonte no nos permite ver lo que tenemos delante. Vivamos el día en el que estamos porque nunca más se repetirá y mañana otro día será. Vive el momento: si te estás tomando una taza de café, saboréalo. Ese momento es único e irrepetible y tu vida se compone de todos esos momentos a los que no le das importancia y que si los malgastas pensando en un futuro, también lo harás con tu vida.
Suerte!